Las consecuencias del tabaquismo para la salud están bien documentadas. Mientras que el Coronavirus ha matado hasta la fecha a casi 7 millones de personas en todo el mundo, la pandemia del tabaco lleva décadas cobrándose multitud de víctimas. Más de 8 millones de personas mueren cada año por los efectos del tabaquismo mientras el censo de fumadores en 2019 ascendía a 1.130 millones de personas y el número sigue aumentando.
La industria tabaquera no sólo produce el producto de consumo más mortífero de todos los tiempos, que mata a la mitad de sus consumidores cuando se utiliza según lo previsto, sino que también es responsable de un importante impacto medioambiental. Desde el punto de vista económico la estimación de los costes directos e indirectos del tabaquismo para los países de la Unión Europea es de 97.700 millones de euros, un coste que no es asumido por la industria que crea el problema, ni por aquellos que consumen tabaco y nicotina, sino por toda la sociedad. Una la sociedad que soporta no solo un coste económico, sino también los costes medioambientales causados por la industria tabaquera.
Todas las etapas del ciclo de vida del cigarrillo tienen un impacto significativo en el medio ambiente, siendo la colilla la pieza final de la cadena. Mucha gente piensa, equivocadamente, que los filtros de los cigarrillos están hechos de algodón o de papel y se descomponen en la naturaleza. ¡Nada más lejos de la realidad! Las colillas de cigarrillos están hechas en su mayoría de plástico (acetato de celulosa) que no se biodegrada fácilmente y además contienen una mezcla de tóxicos peligrosos y nocivos como son la nicotina, carcinógenos específicos del tabaco y metales pesados como alquitrán, plomo, mercurio y amoniaco. Más del 90% de los 6 billones de cigarrillos que se producen anualmente contienen un filtro el 70% de esas colillas acaban siendo arrojadas al suelo. Esto genera casi un millón de toneladas de residuos plásticos tóxicos al año en todo el mundo. Residuos que terminan en la tierra y los océanos a través de vías fluviales. Esto supone otro récord negativo establecido por la industria tabaquera con 4,5 trillones de colillas producidas, siendo estas el objeto más arrojado al suelo en todo el mundo.
Otra percepción errónea es que los filtros reducen los riesgos para la salud. Sin embargo, el filtro fue introducido por la industria tabaquera, como una herramienta de márquetin en los años 50 del siglo XX para minimizar la percepción de riesgo que suponía el fumar, tras demostrarse que provoca cáncer de pulmón. Es en ese momento cuando los fumadores comienzan a consumir los cigarrillos con filtro y a día de hoy más del 90% de la cuota de mercado de los cigarrillos llevan filtro. Estos filtros hacen que el fumador de caladas más profundas y prolongadas, que aumentan la adicción y la toxicidad del tabaco. Debido al filtro la mayoría de los fumadores tienen una percepción sesgada de los riesgos que supone para su salud el fumar, y, sin embargo, hasta la fecha, los filtros no han evitado ni un solo cáncer de pulmón, de hecho, existe evidencia científica sólida de que el filtro del cigarrillo aumenta el riesgo de adenocarcinoma.
Afortunadamente, la comunidad mundial tiene la oportunidad de abordar el impacto negativo de los filtros de cigarrillos en el medioambiente, ya que 175 países decidieron en marzo de 2022 poner fin a la «epidemia de contaminación plástica» mediante la adopción de una resolución de las Naciones Unidas para comenzar a negociar un tratado internacional jurídicamente vinculante para poner fin a la contaminación plástica en 2024.
En 2003 España ratificó el Convenio Marco de la Organización Mundial de la Salud para el Control del Tabaco (CMCT de la OMS), que establece obligaciones y orientación para que los gobiernos contrarresten las tácticas de la industria tabaquera con medidas de control del tabaco basadas en evidencia científica. El CMCT de la OMS reconoce que el producto del tabaco es único por naturaleza, es decir, mata hasta la mitad de sus consumidores sin proporcionar ningún beneficio para la salud, están sujetos a un conjunto de reglas distintas y, por lo tanto, podría decirse que el tabaco merecería una consideración específica en el Tratado sobre la contaminación por plásticos.
Desde Nofumadores, como miembro de la Alianza para terminar con la Contaminación del Tabaco (Stop Tobacco Pollution Alliance), pedimos a nuestro gobierno, especialmente en este momento en que España preside el Consejo de la Unión Europea, que apoye incluir los filtros de cigarrillos en la lista de productos que el nuevo tratado internacional prohibirá fabricar porque son un artículo de plástico completamente inútil, tóxico y no biodegradable, deteniendo así el daño producen tanto al medio ambiente como a la salud.