Preguntas y respuestas sobre el tabaco y la COVID-19

25 de mayo de 2022 | Preguntas y respuestas

Actualización 25 de mayo de 2022.

En el momento de redactar este documento, no existen estudios revisados por homólogos que hayan evaluado el riesgo de infección por SARS-CoV-2 que puede conllevar el consumo de tabaco. Sin embargo, es probable que los fumadores de tabaco (cigarrillos, pipas de agua, bidis, cigarros y productos de tabaco calentado) sean más vulnerables a la COVID-19, ya que el acto de fumar supone arrimar los dedos (y los cigarrillos, que pueden estar contaminados) a los labios, lo que aumenta la posibilidad de transmisión del virus de la mano a la boca. Las pipas de agua, también conocidas como shisha o hookah, a menudo implican el uso compartido de boquillas y mangueras, lo que puede facilitar la transmisión de la COVID-19 en ambientes comunitarios y sociales.

 

La COVID-19 ataca principalmente a los pulmones y sabemos que el tabaco afecta a la función pulmonar. Además, fumar tabaco expone a presentar síntomas graves de muchas infecciones respiratorias, como las causadas por los coronavirus SARS-CoV (detectado por primera vez en 2003) y MERS-CoV (notificado inicialmente en junio de 2012). Por otro lado, el tabaco fumado deteriora el sistema inmunitario y se han realizado estudios en los que se ha demostrado que el consumo de tabaco empeora el desenlace clínico de las personas que padecen tuberculosis o neumonías.

La evidencia confirma que los fumadores tienen más probabilidades de presentar síntomas más graves de la COVID-19 que los no fumadores, así como de ser ingresados en una unidad de cuidados intensivos y de fallecer. Cabe señalar también que las formas graves y la defunción por esta enfermedad son más frecuentes en las personas que presentan enfermedades relacionadas con el consumo de tabaco, como la EPOC, el cáncer de pulmón y las enfermedades cardiovasculares. Por el momento, se dispone de poca información sobre los efectos en los síntomas de la COVID-19 de otros productos de tabaco (como los productos de tabaco calentado, las pipas de agua y los cigarros puros) y de los sistemas electrónicos de administración de nicotina (más conocidos como cigarrillos electrónicos), si bien se cree que todos estos productos pueden agravar dichos síntomas.

Hay muy pocas evidencias que relacionen el uso de cigarrillos electrónicos con la COVID-19. Sin embargo, las pruebas existentes revelan que los sistemas electrónicos de administración de nicotina (SEAN) y los sistemas electrónicos sin nicotina (SESN), más conocidos como cigarrillos electrónicos, son nocivos y conllevan un mayor riesgo de sufrir cardiopatías y trastornos pulmonares.

Además, dado que el virus de la COVID-19 afecta a las vías respiratorias, el uso de cigarrillos electrónicos puede aumentar el riesgo de infección y la gravedad de los síntomas de esta enfermedad.

El consumo de productos de tabaco sin humo a menudo supone algún tipo de contacto entre la mano y la boca. Otro riesgo que conlleva el consumo de productos de tabaco sin humo, como mascar tabaco, es que el virus puede propagarse cuando el usuario escupe el exceso de saliva que se produce al mascar el tabaco.

Habida cuenta de los riesgos que conlleva el consumo de tabaco para la salud, la OMS recomienda dejar de consumir este tipo de productos. Abandonar este hábito ayudará a sus pulmones y corazón a funcionar mejor desde el momento que deje de consumir estos productos. A los 20 minutos de dejar de fumar se reducen la tensión arterial y la frecuencia cardíaca elevadas. A las 12 horas, el nivel de monóxido de carbono en el torrente sanguíneo vuelve a la normalidad. A las 2-12 semanas, mejoran la circulación y la función pulmonar. A los 1-9 meses se reducen la tos y la disnea. Abandonar el hábito le ayudará a proteger a sus seres queridos, en particular a los niños, de la exposición al humo ambiental.

La OMS recomienda dejar de fumar mediante métodos de eficacia comprobada, como líneas de atención telefónica gratuitas para ese fin, programas que se basan en mensajes de texto por móvil o tratamientos de sustitución con nicotina, entre otros.  

 

  • Si fuma, utiliza cigarrillos electrónicos o consume productos de tabaco sin humo, ahora es un buen momento para abandonar el hábito completamente.
  • No comparta aparatos como pipas de agua y cigarrillos electrónicos.
  • Difunda el mensaje sobre los riesgos que conllevan el tabaquismo, el consumo de productos de tabaco sin humo y el uso de cigarrillos electrónicos.
  • Proteja a otras personas de los efectos nocivos del tabaquismo pasivo.
  • Sea consciente de la importancia de lavarse las manos, mantener el distanciamiento físico y no compartir ningún producto de tabaco o cigarrillo electrónico.
  • No escupa en espacios públicos.

 

 

 

Actualmente no hay información suficiente para confirmar ningún vínculo entre el tabaco o la nicotina y la prevención o el tratamiento de la COVID-19. La OMS insta a investigadores, científicos y medios de comunicación a ser prudentes y evitar difundir la idea no probada de que el tabaco o la nicotina podrían reducir el riesgo de padecer COVID-19. La OMS evalúa constantemente los estudios recientes, incluidos aquellos en los que se examina la relación entre el consumo de tabaco, el consumo de nicotina y la COVID-19.